Las cuatro vértebras
Esta crónica será una recopilación de datos sobre la historia del fútbol femenil en Colombia. Cada fuente, escrito o video utilizado en este relato estará manifestado en el apartado de agradecimientos.
Cuatro mujeres son las vértebras que conforman y protegen la médula espinal del fútbol femenil colombiano, son cuatro los nombres que trascenderán con el tiempo cómo si se contase una leyenda. Y todo inicia en 1971, exactamente en tierras antioqueñas, cuando el estadio Atanasio Girardot recibió por primera vez al deporte femenino en partidos amistosos. Las mujeres se dividieron para representar al Deportivo Cali y al América de la misma ciudad, pero sería el epicentro para conocer a Amparo Maldonado, quien sería una de las pioneras y nuestro primer nombre.
Maldonado vivió en carne y hueso como los barrios de su ciudad natal, Cali, fueron la cuna del fútbol femenil colombiano. Ante la creación de torneos en las calles de la “sucursal del cielo” emergería la idea de la liga del Valle, una de las primeras competiciones, que se jugaría los sábados y domingos con equipos de municipios aledaños a Cali.
Sin embargo, la sociedad machista setentera no estaba preparada para ver a las mujeres jugar fútbol, ya que era un deporte de fuerza y toda aquella que lo practicase perdía su lado femenino. Maldonado, junto a todas las jugadoras, pasaron a ser llamadas “marimachas” o “lesbianas” por los hombres que iban a la cancha con el único objetivo de insultarlas y hacer apuestas, no obstante, se plantó la semilla para que este deporte fuera considerado una profesión y no solo una afición.
Amparo
maldonado
Llegados los ochenta, exactamente en 1983, la caleña detiene su actividad deportiva para convertirse en dirigente al crear el Independiente Cali. Equipo que le dio a la mujer la posibilidad de empezar su carrera desde niña, además aporto jugadoras para la Selección del Valle, años antes de que un combinado nacional existiese. Maldonado dejó su firma impresa en la historia del balompié femenino en Colombia, ya con años de experiencia su camino de gestora deportiva se desvío a un deporte similar. El fútbol de salón fue su segunda pasión por la cual también luchó durante más de 20 años, con el objetivo de generar talento y convertirlo en una disciplina de profesión.
Regresando a los ochenta, con el correr de los años se realizaron diferentes torneos para alimentar esta nueva pasión, sin embargo, está fiebre no se pudo contener solo en el Valle, así que migró a diferentes regiones de Colombia.
Foto tomada de: El Colombiano
myriam
guerrero
Al llegar a Bogotá emergió la figura de Myriam Guerrero, quien actuó con valentía y locura. La oriunda capitalina siempre tuvo la afición por el deporte, así que al entrar a la universidad Pedagógica Nacional decidió estudiar Educación Física. Su gran talento y empeño le otorgaron dos becas de posgrado en Moscú, por ende, en 1987 emprendió su viaje a la Unión Soviética.
Dos años después al regresar a Colombia comenzó a trabajar en el Club Escuela de Vida. Su entrenador, Ramiro Alfaro, quería dejar un precedente así que le propuso inscribirse en el Torneo de Marcas de Bogotá, una competición de la rama masculina, aunque tan solo pudo jugar 45 minutos en un partido, ya que amenazaron con descalificar al equipo si ella seguía jugando. Guerrero se retiró sin poner problema, pero consiguió dejar plantada la semilla en la sociedad bogotana.
Se continuarían haciendo diversos torneos a nivel nacional para que en 1998 apareciese la primer Selección Colombia con el objetivo de jugar el sudamericano en Mar del Plata. Guerrero fue partícipe de esa competencia y se convirtió en la primera capitana del combinado nacional.
Foto tomada de: Dimayor
Ya retirada de la actividad deportiva, quería seguir dejando su marca y en 2003 aceptó el rol de ser la primera entrenadora de la Selección femenina colombiana en el campeonato Sudamericano celebrada en Ecuador ese mismo año, pero la falta de apoyo hizo que se retirara de la dirección técnica, ya que no les pagaban un sueldo.
Su carrera fue más allá de las canchas al trabajar en la secretaria de Educación por el 2006, pero ya en 2017 su cuerpo le dijo “basta” y por problemas de salud tuvo que retirarse, no obstante, continúa expresándose en entrevistas con el objetivo de apoyar y luchar por el fútbol femenil colombiano.
De la capital también surgió la figura de Patricia Vanegas. La jugadora fue contemporánea a Guerrero, pues participó en los diferentes torneos nacionales hechos en los noventa, representando a Bogotá, además de quedar campeona con su ciudad. Su esfuerzo y buen juego le otorgaron un hueco en la primera Selección Colombia.
Con tal solo dos semanas de preparación Colombia arribó a Mar del Plata (Argentina) para competir en el sudamericano de 1998. El grupo iniciaría con buen pie al ganarle 4-1 a Venezuela, pero tendría un tropiezo gigante al perder 12-1 contra la poderosa selección brasilera, sin embargo, se recuperaron de inmediato al vencer a Chile por 5-1.
patricia
vanegas
Foto tomada de: Infobae - Sandra Patricia Vanegas
El partido contra Chile fue realmente importante, pues Vanegas fue la persona que le dijo a Sudamérica que Colombia estaba presente. La bogotana anotó el único gol olímpico en un sudamericano y tuvo la osadía de hacerlo en Argentina, un país mejor conocido por solo respirar fútbol, no obstante, Colombia sufrirá una nueva derrota ante Perú por 1-2 y así quedaría eliminada de su primera competencia internacional.
Después de semejante hazaña y una carrera futbolística impresionante, decidió con ese mismo sistema fundar el club “Internacional” para dedicarse a forjar el talento femenino y por su escuela pasaron chicas como Natalia Gaitán, Paula Forera y Natalia y Tatiana Ariza, quienes pronto pertenecerían a las “chicas superpoderosas” la generación dorada del fútbol colombiano.
Liliana
Zapata
La cuarta y última vértebra de esta disciplina es Liliana Zapata. La mujer nacida en Medellín empezó a soñar en la comuna 13 al jugar por las calles de ciudad natal. Ella sabía que no se le daba mal este deporte y en 1981 fue incluida en el plantel del equipo “Danza Azul” para jugar partidos amistosos.
Una experiencia que la llenó de ganas, pues pasó a un Club llamado Envigado. Ahí Zapata comenzó a vivir su sueño que duró por más de 20 años, pues en ese tiempo también vistió la camiseta de Itagüí y Rionegro, aunque su paso como jugadora es muy destacado, su gran vocación estaba a punto de llegar.
Su carrera fuera de las canchas consistió en construir los semilleros colombianos para moldear el talento femenil. En 2009 consiguió una de sus grandes proezas al conseguir que el mítico torneo llamado “Pony Fútbol” hiciese la categoría femenil para que toda niña pueda empezar su formación.
No obstante, su mayor logro llega en el 2001 al ser cofundadora del club Formas Íntimas con una autogestión impresionante, pues no contaban con el apoyo del estado. La institución posee el récord de más participaciones en representación colombiana en la Copa Libertadores Femenina. Con el correr de los años el Club pasó a ser relegado a tan solo un semillero, sin embargo, fue uno de los lugares que más aporta a la selección Colombia y que le dio combustible a una maquinaria magistral gracias al esfuerzo inimaginable de Zapata.
Foto tomada de: El Colombiano - Julio César Herrera
Estas cuatro mujeres son las responsables de encender el fuego sagrado y como si se tratase de cuatro diosas que vigilan desde el Olimpo a las nuevas generaciones, además que continúan haciendo presencia para luchar por la mujer en este deporte y ellas son las artífices indirectas de que las ya nombradas “Chicas Superpoderosas” den comienzo a la época dorada dividida en 4 puntos cardinales que narraremos uno a uno:
En este escrito se dejaron fuera muchos logros como la clasificación al mundial de 2011 o a las olimpiadas de 2016, los subcampeonatos de Santa fe y América en la Libertadores, el segundo lugar en la copa América de 2022 o la medalla de plata en el mundial sub-17 de ese mismo año, entre otras grandes hazañas que no son menos importantes, sin embargo, ahora toca irse al punto marginal y triste de esta disciplina.
Foto tomada de: New York Times
El balón en la niebla
La coronación en los panamericanos daba a las jugadoras la esperanza de que el apoyo para la liga fuera incondicional, pero lastimosamente esta historia no tuvo un final feliz, dado que, ese mismo año, tras diferentes hazañas y logros internacionales, la competición pasó de tener 23 a 20 equipos, por ende, la cantidad de partidos disminuyó y en total los equipos jugaban como mínimo 6 partidos y quienes pasarán a instancias mayores hasta llegar a la gran final como máximo jugarían 12 encuentros.
Es absurdo que un proceso hecho para la competitividad tenga tan solo 6 encuentros por año, además que desde la creación del torneo siempre se ha tenido la incertidumbre y preocupación de si el siguiente año se organizara una nueva temporada o la recién jugada será la última.
Ante esta situación Isabella Echeverri y Melissa Ortiz al ver como su profesión era afectada hicieron un video vía Twitter con el lema “Amamos a nuestro país y queremos que las cosas cambien para el bien de las mujeres futbolistas”. En cincuenta segundos le mostraron a todo un país como era la realidad del fútbol femenil, ya que no les pagaban, les cobraban por las camisetas, los uniformes eran viejos, no les daban los costos de los vuelos internacionales y se sentían amenazadas, porque quien hablará iba a ser vetado.
Las jugadoras cierran con un fuerte mensaje de “ya no tenemos miedo”. El video fue el precedente para que estallara un escándalo más grande que un titán, por ende, mujeres adentradas en este mundo tomaron el aire necesario para contar todo lo vivido, pero los verdaderos problemas iban más allá de unos incumplimientos.
El principal caso que estremeció al país fue la acusación al entrenador Didier Luna y al fisioterapeuta Sigifredo Alonso por acoso sexual y laboral, pues según las fuentes que hablaron para “La Liga Contra el Silencio” exponían que quien se negara ante las insistentes propuestas se vería afectado en su desempeño profesional al ser explotada laboralmente. La fisioterapeuta Carolina Rozo que acusó al entrenador Luna fue la más afectada, dado que, fue apartada de todo proceso futbolístico que la sumergió en una depresión gigante.
Sin embargo, antes del video hecho por Ortiz y Echeverri, Yoreli Rincón ya había protestado por el mal trato recibido y el manejo por el dinero obtenido tras el triunfo con el Atlético Huila, a causa de que los 50 mil dólares ganados no iban destinados al equipo femenino, sino al masculino.
No obstante, una de las cosas que más hizo enfurecer a la jugadora fueron las repugnantes declaraciones de Gabriel Camargo, ex-presidente de deportes Tolima, quien para los medios aseguró que “la liga femenina es un caldo de cultivo del lesbianismo” y que las mujeres no se habían ganado ningún derecho, además de “ser más toma trago que los hombres”. Por ende, Rincón no se pudo quedar callada, pero sus palabras tuvieron consecuencias y fue excluida de los juegos Panamericanos ya narrados.
Foto tomada de: EL HERALDO
Situación similar vivió Daniela Montoya al ser apartada del equipo para los juegos olímpicos de Río 2016, pues después del mundial de Canadá se quejó por el incumplimiento del dinero pactado, ya que la federación le prometió a cada jugadora 3,200 dólares por pasar a los octavos de final. Tiempo después Montoya volvió a ser convocada.
Las acusaciones pusieron en tela de juicio la actualidad de este deporte, pero tuvo un desenlace desagradable, pues a Yoreli se sumaron jugadores como Natalia Gaitán, Isabella Echeverri y Vanessa Córdoba, quienes recibieron un vetó para no ser convocadas a la Selección por mostrar su disconformidad y dar su opinión ante las situaciones vividas.
En la actualidad las cosas no han cambiado demasiado, pues son 17 equipos los que participan en la liga femenina. Como mínimo cada escuadra juega 16 partidos y las dos que llegan a la final disputan 22 en total por año y aún no se ha instaurado una copa nacional para aumentar ese número de encuentros.
Por otra parte, la mayoría de los juegos son transmitidos por Youtube sin narradores o comentaristas, con solo una cámara, en un link oculto y sin gráficos o resúmenes de medio tiempo. Y que no se malinterpreté, ya que no tiene nada de malo utilizar esta plataforma digital para dar a conocer este deporte, siempre y cuando las transmisiones sean de buena calidad.
Vídeo tomado: de: Dimayor
Así pues, el mensaje final de esta narración es demostrar que se está dejando de lado un deporte muy bello que realza de lo que son capaces las mujeres. Una constante lucha que pareciese que no tuviera fin o ¿No les parece que después de todo lo vivido, obtenido y sufrido estas mujeres no se merecen mínimo una liga digna? O ¿Una transmisión decente en que cada partido tenga su narrador, comentarista y debidos gráficos?
Si bien la historia ha estado opacada por hechos nefastos, no llegan a ser lo suficientemente espesos para nublar todo lo asombroso que deja esta disciplina y solo se busca dejar muy claro que la bruma solo auspicia que el sol está a punto de salir para iluminar hasta el rincón más lejano.
Recopilado por: Esféricas